viernes, 29 de agosto de 2008

"Corazón del futuro", de Oscar Giménez.


Oscar Giménez (1920-2002) escribió durante los años treinta y cuarenta una vasta serie de novelas y relatos de ciencia ficción. Esta obra permaneció inédita durante décadas, perdurando sólo en amarillentas copias mecanografiadas en el hogar del autor. Corazón del futuro, escrita en 1951, constituye la primera publicación de Giménez en formato de libro. Debido a su extensión, se la ha dividido en dos tomos.

Olvidado durante décadas, Oscar Giménez puede ser considerado sin lugar a dudas como el principal autor de space opera de la literatura argentina (además de ser, por supuesto, el primero en orden cronológico).

La historia de Giménez merece ser contada. A fines de los años treinta, comenzó a reunirse en Buenos Aires un grupo de amigos aficionados a la literatura de aventuras. Leían a Emilio Salgari, a Julio Verne, a Henry Rider Haggard, entre otros autores del género. También eran aficionados a las historietas, que por aquel entonces eran una novedad en los medios gráficos nacionales. Las aventuras preferidas por todos eran las espaciales y futuristas. Leían y discutían esos textos entre mate y mate. El grupo fue bautizado “Salón de Lectura Fábula”.

Pasado cierto tiempo, algunos de los asistentes decidieron no limitarse a leer textos de autores célebres. Escribieron textos propios y los hicieron circular entre los demás (las reuniones nunca pasaban de ocho o diez personas), en copias mecanografiadas. En los quince años que duró el “Salón de Lectura Fábula” (las últimas reuniones datan de 1955-1956), se creó una cantidad ingente de literatura. Aunque muchas de las piezas eran relatos breves, una buena parte estaba constituida por novelas de más de doscientas páginas de extensión.

Entre los asistentes, Oscar Giménez fue el más destacado. Escribió una docena de novelas, además de numerosos relatos breves. En todos sus trabajos, repletos de veloces naves espaciales armadas con lanzarrayos, de princesas en peligro, de extraterrestres monstruosos y de imperios galácticos, puede apreciarse el gusto por el exotismo, la pasión por la aventura y, sobre todo, el sentido de maravilla. Un sense of wonder quizá algo ingenuo y juvenil, pero sin duda auténtico.

Ninguna obra del grupo fué publicada, a excepción de un relato de Giménez titulado “El sabio que enloqueció”, aparecido en un olvidado folleto de distribución barrial, el Periódico Comunal de Avellaneda (1950). A finales de los ochenta, unos escritores de ciencia ficción, que por entonces editaban la revista Acronos, conocieron por casualidad a Giménez, anciano y recluido en un geriátrico. Aún guardaba en su breve habitación todos los amarillentos originales mecanografiados de sus narraciones, así como las de sus amigos. Ese material fue estudiado y conservado.

Corazón del futuro es una obra típica de Giménez: avalanchas de acción, monstruos, peligros y romance. Narra la historia de una muchacha que pide auxilio a un hombre: resulta ser una reina del futuro, destronada por un tirano. Juntos viajan al siglo XXII, donde a lo largo de muchos avatares buscan el objetivo de reconquistar el reino.

Leerla es escuchar, sin mediaciones, a un soñador de futuros y de mundos misteriosos, que creó su obra en un tiempo tan lejano que hoy nos parece casi arcaico.


"La Argentina fantástica", antología de relatos.

Este volumen es una antología de cuentos fantásticos y de ciencia ficción argentinos. Busca rescatar y divulgar un capítulo de la literatura nacional que hasta ahora había permanecido ignoto. Y que fácilmente hubiera seguido ignoto por siempre, de no haberse desarrollado las investigaciones del grupo de trabajo de la revista Nautilus, que ha explorado en profundidad la historia de las “literaturas de lo insólito” en lengua española. Dicho capitulo ignoto es el constituido por los relatos inéditos escritos entre 1930 y 1960 por los primeros aficionados argentinos al género de ciencia ficción. Eran lectores de Julio Verne, Herbert George Wells, Gastón Leroux, Gustave LeRouge o José de Elola (el Julio Verne español, como lo llamaban sus contemporáneos), y de revistas como Hombres del Futuro, Narraciones Terroríficas, Rataplán, John Bull, Rojinegro, Biblioteca Oro, Tipperary, Hombres Audaces, Más Allá y Pistas del Espacio, entre tantas otras. Tampoco deben olvidarse las historietas, donde los macrocéfalos habitantes de Saturno llegaban a la Polinesia para construir junto a los nativos una sociedad utópica y donde Bull Rockett salvaba al mundo todas las semanas. Tampoco las salas de cine, donde Flash Gordon combatía contra los robots de Marte, donde el Hombre del Planeta X intentaba infructuosamente el regreso a su hogar, donde las pesadillescas ciudades futuras de Fritz Lang hacían temer sobre el destino de los hijos y nietos. Esta inmersión en un mundo de sueños tan atractivo y colorido, absolutamente diferente de la gris realidad cotidiana, hizo que estos aficionados decidieran probar suerte escribiendo sus propios relatos. Jóvenes y emprendedores, no querían limitarse a soñar sueños ajenos. La presente antología incluye ocho autores, que pueden ser clasificados en dos grupos. El primero está formado por B. Amadeo Videla, E. A. Espinoza, Santiago Méndez, Julio Argentino Díaz y Julio López. Eran miembros del legendario “Salón de Lectura Fábula”, del que ya he hablado en este mismo blog al presentar la novela Corazón del futuro, de Oscar Giménez. El segundo grupo de autores está compuesto por aquellos que a mediados de los años cincuenta fueron lectores de la revista Más Allá y, estimulados por los textos y por el dinámico correo de lectores, enviaron sus obras sin llegar a ser aceptados.